Con 11 años dejé de estudiar y comencé a trabajar en la mar. Yo Salía a pescar por la mañana y por la tarde estudiaba… y no se me daba mal porque a esa edad me dieron una beca, pero las necesidades económicas de la familia pusieron el trabajo por delante.
Cuando empezó el desarrollo del turismo trabajé de cocinero, se ganaba más pero siempre lo compaginé con la pesca. Desde que pude dejé las cocinas y ahora solo me dedico al mar, que es lo que me gusta de verdad.
Mi maestro fue mi padre; me enseñó a escuchar el mar y el viento y a mirar las nubes. Recuerdo una jornada en la que salimos mi padre y yo con mi hermano y mi primo. El día estaba perfecto y ya faenando mi padre de repente dijo: recojan; oigo un “ruidito” que no me gusta. No obedecimos, pues la pesca se estaba dando bien y nada apuntaba a problemas. Él, haciendo oídos sordos a nuestras quejas, “picó” los cordeles y levantamos aparejos. Navegando de vuelta se levantó tal viento con lluvia y oleaje que nos vimos mal para llegar a puerto. Que nazca un hijo tuyo es siempre una alegría, pero nunca olvidaré el nacimiento de mi segundo hijo. Nació cuando yo estaba en la mar y no me enteré hasta que llegué a tierra, al día siguiente, y vinieron corriendo a avisarme al barco.
/ 
