PUERTO DE MOGÁN: Venecia en el Atlántico
Los pescadores más viejos aún tienen impresa en su retina la fotografía de Puerto de Mogán antes de que se convirtiese en la bella marina que es hoy: una playa de callaos donde descansaban sus capturas y varaban sus barcos cada día.
Pero la historia de este enclave viene de más atrás, pues aquí hay restos arqueológicos pertenecientes a las primeras poblaciones aborígenes. Durante el siglo XIX, los pescadores de la Playa de Mogán pescaban para su autoconsumo, vendiendo solo lo poco que les sobraba. Desde sus casas-cueva en la costa, en la desembocadura del gran barranco, vigilaban los bancos de atunes y bonitos que luego iban a capturar.
Mogán experimentó un despegue económico con la industrialización de la pesca, llegando a establecerse una fábrica de salazón en 1911. Este desarrollo también impulsó la pesca tradicional-artesanal, que evolucionó hacia nuevas artes de pesca y nuevos tipos de embarcaciones, con propulsión a motor a partir de los años 30.
Con el desarrollo del turismo, Puerto de Mogán apostó por la originalidad, diferenciándose de otras zonas de la isla con una marina deportiva en una mágica atmósfera de casitas tradicionales, buganvillas, hibiscos y pequeños canales. Fundiéndose con la incesante actividad turística, los pescadores de Mogán no han dejado de salir a la mar y continúan con su trabajo diario observados por curiosos turistas que se acercan a probar el pescado fresco.