CASTILLO DEL ROMERAL: de la caleta al castillo
Alrededor de la Casa Condal se desarrolló esta árida zona del sur de Gran Canaria. La población se asentó en la zona llamada “La Caleta”. Con el tiempo, los caleteros se fueron desplazando hacia El Castillo, la torre fortificada que se construyó para proteger el puerto y su importante salina de los ataques piratas.
La fuente natural de sustento fue siempre la pesca, complementada con la extracción de sal marina para la preparación de salazones.
Son legendarios el arrojo y la valía de los pescadores del Castillo de Romeral, que durante generaciones han estado ligados a la pesca como principal medio de subsistencia. Los fuertes vientos y la mar brava no detuvieron a estos marinos, empeñados en derrotar cualquier dificultad. Y es que los “caleteros” eran apreciados por los armadores de toda la isla por su bravura y su capacidad inagotable de trabajo en las condiciones más difíciles.
Estos hombres eran “costeros” pues pasaban meses fuera de casa pescando en las costas de África y, en su ausencia, sus mujeres tomaban el mando de sus familias. Con el auge de la aparcería compaginaron su labor doméstica con trabajos auxiliares en cultivos de exportación, principalmente el tomate.
Pronto, combinar salidas diarias al mar con desempeñar trabajos como temporeros en las tierras del Conde supuso una mayor rentabilidad, por lo que los pescadores caleteros fueron dedicándose a la pesca litoral artesanal renunciando a las largas salidas a la costa de África.
Así y hasta nuestros días, Castillo del Romeral se hizo sinónimo de buen pescado fresco, que junto al tomate y la leche de cabra nunca ha faltado en sus mesas.