Las Palmas de Gran Canaria, urbe rápida y activa, no hace pensar que alberga hoy, en pleno siglo XXI, un barrio que vive de la pesca. El barrio de San Cristóbal pasa desapercibido en medio del día a día bullicioso de la ciudad y se convierte en remanso de paz para quienes se acercan a visitarlo. Su acogedora avenida al borde del mar, con la Torre de San Pedro Mártir (conocida popularmente con el Castillo de San Cristóbal), en un extremo y la cofradía de pescadores y el muelle en el otro, muestran cómo viven y trabajan los “lobos de mar” urbanos.